Guía para crear una zona de juegos
Descubra cómo diseñar un paisaje de juego atractivo, un entorno de juego natural que se diferencia de los parques infantiles tradicionales en su enfoque de la creatividad y la exploración.
¿Qué es un área de juegos?
Mientras que los parques infantiles suelen ser espacios definidos, como una zona con columpios y estructuras para trepar cerca de colegios o complejos de apartamentos, los paisajes de juego van más allá. Un paisaje de juego integra perfectamente los equipos de juego en el entorno natural, fomentando el juego libre e imaginativo. Estas zonas integran plantas, formas del terreno y estructuras únicas para estimular el juego individual y en grupo. Los parques infantiles fomentan la actividad física, las relaciones sociales, la asunción de riesgos y el descubrimiento, al tiempo que ayudan a los niños a conectar con el medio ambiente y a cuidarlo. A diferencia de los parques infantiles tradicionales, los paisajes de juego crean un espacio para el juego no estructurado sin límites impuestos por los adultos.
Las investigaciones destacan numerosos beneficios del juego al aire libre: mejora de la concentración, reducción de los síntomas del TDAH, mejora del estado de ánimo y sensación general de bienestar. Las áreas de juego, arraigados en entornos naturales, ofrecen a los niños estas valiosas experiencias, que recuerdan a jugar en parques, bosques o el campo.
Pasos para crear una área de juegos inspiradora

1. Elija la ubicación adecuada
Considere los puntos de acceso, los límites y las características cercanas. ¿Hay cerca una carretera con mucho tráfico? ¿Realzaría la zona de juegos el paisaje de una nueva urbanización? Una cuidadosa selección del emplazamiento garantizará que el espacio sea seguro, accesible y acogedor.

2. Integrar plantas y árboles
Las plantas suavizan el aspecto tradicional de los parques infantiles, creando experiencias sensoriales y hábitats para animales que enriquecen el aprendizaje de los niños. Los árboles aportan color, aroma y sombra en verano, y la fauna, como los pájaros, añade interés durante todo el año. Añadir elementos naturales también invita al juego imaginativo y hace que el espacio sea acogedor para que las familias disfruten de picnics y ratos de descanso.

3. Personalizar los equipos de juego
Integre los juegos en el paisaje natural. Seleccione piezas que fomenten la escalada, el deslizamiento y los juegos de rol para despertar la creatividad. Los elementos de juego deben integrarse en el entorno en lugar de dominarlo, fomentando la exploración y los juegos imaginativos.

4. Dividir el espacio en zonas
En lugar de una gran área abierta, cree zonas de juego más pequeñas que cautiven la imaginación de los niños y fomenten experiencias de juego variadas. Dividir la zona permite a los niños participar en diferentes actividades y favorece la inclusividad. Por ejemplo, los niños con autismo suelen preferir espacios de juego más tranquilos y separados, lo que puede conseguirse mediante una compartimentación bien pensada.

5. Variar las texturas
Utilice una mezcla de texturas, tanto de materiales sintéticos como naturales. El contraste y el equilibrio entre estas texturas crean un entorno de juego atractivo y diverso que potencia el juego sensorial.

6. Considerar el valor del juego
Elija equipos que ofrezcan diversas opciones de juego y resulten atractivos para distintos grupos de edad y capacidades. Los equipos de alto valor lúdico animan a los niños a explorar e interactuar con su entorno, creando una experiencia más enriquecedora.
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